El mole negro es el plato más emblemático de Oaxaca y se le considera el rey de los moles en todo México. Su preparación incluye más de 30 ingredientes, entre los que destacan el chocolate, diferentes tipos de chiles, tortillas y diversas especias. Cada bocado ofrece una explosión de sabores que mezcla lo dulce y lo picante, creando una experiencia culinaria inolvidable.

Los tamales de mole en Oaxaca son una verdadera delicia. Se caracterizan por su masa suave y esponjosa, rellena de una generosa porción de mole. Cada bocado te permite disfrutar de una combinación de sabores irresistibles, donde el mole impregna el tamal, dándole un toque único.

Si te gustan los sabores exóticos, no puedes dejar de probar los chapulines. Son pequeños saltamontes fritos, sazonados con limón, ajo, sal y otras especias. Crujientes y llenos de proteínas, los chapulines representan una auténtica experiencia gastronómica que, aunque puede ser intimidante para algunos, es un ejemplo de la diversidad culinaria de Oaxaca.

El mezcal, una de las bebidas más emblemáticas de México, se posiciona justo detrás del tequila en popularidad. Originario de Oaxaca, es un destilado que se elabora a partir del jugo fermentado de las piñas o cabezas cocidas del agave. Esta bebida no solo está asociada con ceremonias y celebraciones, sino que también tiene un fuerte vínculo con lo ritual y lo medicinal. Tradicionalmente, el mezcal se utilizaba en la limpieza de milpas, construcciones y cruces, reforzando su conexión con la vida cultural y espiritual de las comunidades.

Si deseas conocer más detalles, te invito a explorar este post.