Cómo llegar a Xochimilco:

Inicio del viaje: Zocalo

Nuestra aventura comenzó en la icónica estación del zocalo en pleno corazón de la Ciudad de México. Este punto de partida es ideal no solo por su conexión con diversas rutas de transporte, sino también por la belleza arquitectónica del de su catedral, un espectáculo visual antes de comenzar el trayecto.

Abordando la Línea 2 (Azul)

Desde el Zócalo, tomamos el metro en la Línea 2 (color azul) en dirección a Tasqueña su ultima parada. 

Transbordo en Tren Ligero: 

Tasqueña que es su última parada ya que conecta con el tren ligero. Lo abordamos para llegar hasta Xochimilco

Destino final: Xochimilco

Xochimilco es la última parada del recorrido también en el tren ligero. Y llegas al lugar indicado.

Si quieres saber todas las paradas de interes del metro de CDMX visita esta página muy útil
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En este video te contamos todo lo que necesitas saber sobre Xochimilco: qué hacer, dónde comer y los mejores lugares para disfrutar de este icónico destino de la CDMX.

Descubre sus canales, trajineras coloridas, mercados tradicionales y rincones llenos de historia. Te mostramos desde las opciones más populares hasta las joyas escondidas que no te puedes perder.

Además, te damos consejos para recorrer Xochimilco como un local, encontrar los mejores spots para fotos y disfrutar de su ambiente único, lleno de música, comida típica y tradiciones que te transportarán a otra época.

Toda la información está en el video 👇

👉 Ver video: Recorrido en Xochimilco, CDMX

Ver video aquí: Recorrido en Xochimilco, CDMX

LLEGAR HASTA EL EMBARCADERO de XOCHIMILCO

Nuestra aventura en Xochimilco comenzó al bajar del tren ligero, ese medio de transporte típico de la Ciudad de México que nos llevó hasta este emblemático lugar. Lo curioso fue que, al llegar, no teníamos muy claro hacia dónde dirigirnos. Sin embargo, la calidez y amabilidad de la gente local nos sorprendió gratamente. Desde el momento en que nos vieron con nuestras cámaras y miradas de curiosidad, supieron que éramos turistas. Fue como si una red invisible de protección se activara a nuestro alrededor: nos indicaban por dónde ir, nos sonreían y, en todo momento, nos hicieron sentir bienvenidos. Era como si la comunidad entera se encargara de cuidarnos y guiarnos.

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Una Aventura Inesperada en Xochimilco: Trajineras, Regateo y Magia

Nuestra aventura en Xochimilco comenzó al bajar del tren ligero, ese medio de transporte típico de la Ciudad de México que nos llevó hasta este emblemático lugar. Lo curioso fue que, al llegar, no teníamos muy claro hacia dónde dirigirnos. Sin embargo, la calidez y amabilidad de la gente local nos sorprendió gratamente. Desde el momento en que nos vieron con nuestras cámaras y miradas de curiosidad, supieron que éramos turistas. Fue como si una red invisible de protección se activara a nuestro alrededor: nos indicaban por dónde ir, nos sonreían y, en todo momento, nos hicieron sentir bienvenidos. Era como si la comunidad entera se encargara de cuidarnos y guiarnos.

Al llegar al embarcadero, nos recibieron con una lista de precios para rentar una trajinera. Los costos variaban según el tiempo: 40 minutos por 1,500 pesos,1 hora y 20 minutos por 3,000 pesos, y 3 o 4 horas por $6,000 pesos (aunque debo confesar que no recuerdo exactamente los precios de las opciones más largas). En ese momento, nos pareció un poco caro, pero entendimos que Xochimilco es un lugar turístico y que parte de la experiencia incluye el famoso regateo mexicano.

Al despedirnos y mostrar un poco de indecisión, los encargados no tardaron en ofrecernos una rebaja. Era evidente que era un día tranquilo, con pocos turistas, y eso jugó a nuestro favor. La dinámica de oferta y demanda se hizo presente, y después de un rato de buscar y comparar, encontramos una opción que se ajustaba mejor a nuestro presupuesto: $1,600 pesos por 1 hora y 20 minutos. ¡Un precio mucho más razonable!

Finalmente, subimos a la trajinera y, desde ese momento, todo valió la pena. Navegar por los canales de Xochimilco fue una experiencia mágica. Las coloridas trajineras, el sonido de la música de mariachi que llegaba desde otras embarcaciones, el olor a comida tradicional que flotaba en el aire (¡los tamales y las quesadillas eran irresistibles!) y la tranquilidad del agua nos transportaron a un mundo completamente diferente. Fue como viajar en el tiempo y conectarnos con las raíces más profundas de la cultura mexicana.

Sin duda, esa hora y veinte minutos se convirtieron en uno de los momentos más memorables de nuestro viaje. Aprendimos que, a veces, lo mejor de una aventura no está en el plan perfecto, sino en esos detalles inesperados: la amabilidad de los locales, el regateo que forma parte de la cultura y la magia de un lugar que te recibe con los brazos abiertos. Xochimilco no solo nos regaló una experiencia turística, sino una lección de vida: dejarse llevar y confiar en el camino, porque al final, siempre vale la pena.

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